sábado, 11 de abril de 2009


Especial: OPETH EN MONTERREY
"O el mejor progressive death melodic metal que pude tener en una noche"
Marzo 28, 2009 | Café Iguana


Llegué a la fila del Café Iguana a las 6:30 pm, a una cuadra del recinto, los fans charlaban de tópicos varios: que el concierto de Opeth en México hace años, su repertorio, sus experiencias con otros conciertos en Monterrey, que el borracho que desesperó a uno de ellos en el camión y que cuando al fin se bajó lo empujo con el pie, que los chistes (hubo momentos en los que casi no me podía aguantar la risa), que la firma de autógrafos, y lo que habrá en el concierto...

Fue más de una hora esperando el avance de la fila, entonces nos colocaron pulseras y al fin entramos, conseguí un buen lugar casi enmedio, y tuvo que pasar casi otra hora entre música de fondo, gente gritando el nombre de la banda, las pruebas de sonido que sólo nos hacían ilusiones y la consecuente rechifla del público ansioso de ver a Opeth...

... cuando al fin, aparecieron.

Penetraron en nuestros oídos con el riff inicial de "Heir Apparent", un espacio breve de piano en silencio que exhaltó nuestras voces, para seguir con el espectáculo de riffs virtuosos, batería de doble bombo constante, la voz desgarrada de Mikael Åkerfeldt y los solos geniales de Fredrik Åkesson. Los espacios que originalmente eran acústicos, fueron tan impecablemente ejecutados que superaron con creces a la versión del disco. Eran realmente disfrutables los vaivenes acústicos con el slide en la guitarra de Mikael, sólo para explotar violentamente con la batería. Me impresionaba la calidad del sonido tan limpio en las guitarras, el bajo, y el teclado; pero sobre todo una fuerza impresionante en la batería por Martin Axenrot.

Con tan genial inicio aumentaron de nivel al tocar "Ghost of Perdition", una cancion tan increíble y melancólica en momentos fue lo que necesite para saber que iba a ser un concierto increíble. Los coros de la gente seguía fielmente las letras de Mikael; para cuando llegó el momento acústico con la voz creadora de paisajes suaves y emotivos, nuestras voces buscaron unirse a la de él. Un momento mágico en la noche, donde nos arrancaban el corazón con la entrada del solo de Fredrik. De vuelta al metal, los cambios progresivos y los riffs crecientes dignos de la conjuración que proclaman, el taladro impecable de la batería al cuyo ritmo tratábamos de seguir con nuestro "headbangueo", y el retorno de la acústica melancólica combinada con la distorsión y la marea destructiva hasta llegar el final.

Dieron un recorrido por casi todos sus discos, siguieron con "Godheads Lament" del disco "Still Life" uno de mis favoritos. Con un sonido ya maduro en ese entonces, fue tocada en el concierto con maestría y sensibilidad que te pueden ofrecer las guitarras y la voz de Mikael. El cambio acústico de las guitarras es realmente sublime en esa pieza, nuestras manos se unían al momento y de nuevo, atacaban con el redoble de la batería y un pasaje progresivo hasta volver a los rugidos death metaleros y voces melódicas decayendo en coro.

Despues "The Lepper Affinity" estalló en el escenario con unos riffs increiblemente pegajosos y de complejidad considerable, los dedos no paraban de moverse cambiando de acordes constantemente en todo momento hasta llegar a la consecuente calma en un solo de dos guitarras y darle entrada a la voz suave y ejecutar su lirica oscura. Poco a poco crecía un ambiente oscuro y disonante de agresividad musical. El mosh estaba ya instalado en el lugar lanzando puños y cuerpos mientras la progresión musical continuaba hasta dejarnos con un espacio con Per Wiberg en el teclado a manera de outro.

Un final tranquilo dio como consecuencia "Credence" una balada suave y dulce que motiva a cerrar los ojos mientras sus conjuntos de cuerdas envuelven el ambiente y Mikael cuenta su historia. La canción se despedía tranquilamente en nuestros oídos para recibir la ovación que se merecía.

El solo limpio de cuerdas de Mikael anunciaba "Hessian Peel", tranquila en el inicio donde la suavidad ligeramente distorsionada de las guitarras era un deleite... en el transcurso la melodía cambiaba a diferentes etapas, intrumentales delicados y una voz reclamando entre el espacio del teclado. Los riffs tomaron fuerza y se desmoronaron para dar espacio a un momento de intimidad que preparaba lo que vendría despues, crecía poco como un zumbido y subia de tono, hasta que los platillos detonaron la violencia y genialidad de lo que es Opeth. Lo que siguió después fueron cambios de ritmo impresionantes y asombrosos, todos con individualidad propia y a la vez unidos perfectamente en esta pieza de su más reciente disco. No puedes resistirte a la disonancia y decadencia que crean sólo para volver a la cadencia de un riff apantallante por su suavidad pero increíble energia.

Del disco "Damnation" interpretó "Closure" una mágica pieza acústica que sólo Opeth puede lograr con su maestría musical. La dulzura y oscuridad son imprescindibles en este tipo de creaciones, y a esta altura del concierto la psicodelia progresiva nos llevó a un viaje denso de delays, ecos y delays, que bajó nuestra euforia provocada por la canción anterior, hasta que al final de "Closure" nos levantó el animo por el crecer del ritmo que considero casi un himno, y no me esperaba que una canción que originalmente terminaba de manera tranquila en el disco, se convirtiera en una ametralladora de sonido. Increíble.

Volviendo a material clásico, continuaron con "Night & the Silent Water" del disco "Morningrise", en ese momento no la había escuchado, pero si tenía su sonido inicial que apenas descubriría una y mil maneras más de exponenciar su música. Una agradable etapa de melodía tranquila y voces suaves fueron asimilados. Momentos después Mikael rugía entre la distorsión para después silenciar con una guitarra declarando el final de una etapa, para iniciar otra. De manera sublime la nueva etapa creció como un réquiem enérgico y angustioso con oscuros suspiros para finalizar la música.

El final se veía venir, según anunciaba Åkerfeldt con su carisma y facilidad para que lo alabáramos, después de presentar a la banda y de proclamarse Dios, o que lo llamáramos Jesús, nos preparó para afinar nuestras voces para hacer una entonación, una entonación que era el inicio de "The Lotus Eater". Nuestras voces se llenaron de emoción cuando comenzó la densidad del ruido para sacudirnos con fuerza a través de las notas y la furia musical. Era inevitable saltar o mover el cuerpo con euforia total con una canción tan genial a través de todos sus cambios rítmicos, peculiarmente esta pieza no tenía los espacios acústicos habituales, sino que iba a la exploración de otros ritmos curiosos pero muy atractivos sin perder la progresión musical. Al final todos estallamos de tan buen espectáculo que representa esa canción.

Opeth se fue un momento para regresar con el encore y cierre del concierto. La poderosa pieza "Deliverance" del disco homónimo, fue la manera perfecta de terminar una noche del 28 de marzo, la cumbre del death metal con sus 13 minutos de duración que nos motivaba a desgarrar nuestras gargantas de júbilo en cada momento de la canción. A mitad de la pieza ejecutaron uno de mis riffs favoritos de ellos, con el ritmo metalero clásico para headbanguear, el éxtasis completo con su delirante solo de guitarra para consecuentar un bello estado acústico donde nos mecemos al repetir "deliverance... deliverance"... y al final, hacernos recordar la fuerza y oscuridad de Opeth en el retumbar de la bateria. No pude haber escuchado mejor final que ése...

El concierto llegó a su fin después de dos horas increíbles de una banda que me había hecho esperar todo un año después de cancelar su primer concierto aquí. La salida del Café Iguana fue un tanto conflictiva por el embudo que se formaba de la gente amontonada para salir por un estrecho pasillo...

En fin. Quería escribir todo esto para recordarlo todo el tiempo posible y lograr transmitir a los que lean lo que yo sentí en ese momento, en ese concierto. Espero y tengan el tiempo de leer todo. Y aquí les dejo este wallpaper conmemorativo que diseñé. Muchos saludos.